jueves, 21 de agosto de 2014

La ratonera de las Peñas de San Fausto

Un ejército liberal mal dirigido por generales pertenecientes a la alta nobleza española sufrió una emboscada del astuto Zumalacárregui, en el estrecho de las Peñas de San Fausto. La carnicería tiñó de rojo las aguas del cercano río Urderra.


Paso de San Fausto. Foto de Sergio Casi
En la Primera Guerra Carlista, antes de que los partidarios de D. Carlos conquistaran Estella los enfrentamientos se solían producir en los valles de la montaña. Como los habitantes del país apoyaban a los carlistas, los liberales decidieron castigarles arrasando los molinos de Yerri y Guesálaz. La represalia de los de Yerri no se hizo esperar y atacaron a la retaguardia de los liberales en una emboscada en Iranzu. Esto atrajo más tropas liberales que viniendo de Contrasta se situaron en el pueblo de Galdeano. Desde allí, el general Figueras inicia una retirada hacia Estella con el fin de ser el cebo a un ataque de Zumalacárregui que estaba en Améscoa. Si lo atraían hacia el valle de Allín, caería en la trampa y sería atacado en la retaguardia por las tropas del general liberal Carondelet con su caballería que venía desde Sorlada. El ejército de Figueras se pone en marcha, baja de Galdeano y atraviesa el Urederra por el puente de Artavia. Por si acaso se llevan como rehén a un concejal de Galdeano, que moriría en la batalla. Aunque los liberales piden ayuda a las tropas de Estella, éstas no se movieron. Zumalacárregui en vez de caer en la trampa, prefiere prepararles una emboscada en el estrecho de San Fausto.
Carondelet cuando llegan a San Fausto presiente el peligro y manda un escuadrón de reconocimiento por la parte alta de la montaña. La compañía de Valladolid al comprobar los escarpado del terreno, si comunicar nada a su jefe, se vuelven hacia el valle. Carandolet con 150 caballos y 700 infantes se dispone a cruzar el angosto confiado de que los de Valladolid no alertan de ningún peligro. Es entonces cuando desde el bosque cercano se inicia una descarga generalizada y a quemarropa de los carlistas. Los liberales atrapados entre las rocas y el río optan por cruzar el Urederra (afortunadamente para ellos era el 19 de agosto y el río bajaba con poca agua). Muchos se ahogaron junto a sus caballos. Los carlistas matan a mansalva y consiguen muchos prisioneros. Los liberales que consiguen pasar el río huyen hacia Estella y Zumalacárregui con su botín (más de 6000 mil duros que llevaba la columna liberal) y la matanza realizada se retira a Abárzuza.

Este episodio nos permite comprobar cómo la aristocracia española, frente a lo que siempre se ha defendido, se posicionó claramente con los liberales. Tanto Carondelet como el conde de Via-Manuel que fue hecho prisionero y después fusilado pertenecían a la alta nobleza española, pues ambos eran Grandes de España.

Zumalacárregui era astuto y sus soldados aguerridos pero se enfrentaban a un ejército con nefastos mandos y soldados poco motivados, asustados, lejos de sus poblaciones de origen en un país hostil y no muy organizados. Murieron más de 250 soldados liberales. Cuando llegó el general córdova con el socorro ya no había ningún rastro de los carlistas. Solo pudieron enterrar a los muertos y atender a los heridos.
Zumalacárregui consiguió la clave que servía para las comunicaciones del ejército liberal, que en el fragor de la batalla había perdido Carandolet. Lo sorprendente es que los liberales no cambiaron las claves en muchos meses los que les supuso grandes perjuicios.




Toño Ros Zuasti. rosza@wanadoo.es.

Más información en el blog. http://castillosestella.blogspot.com

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